- Un educador convencido de la filosofía y principios del Liceo, que asume las enseñanzas de la Madre María Berenice, fundadora de las hermanitas de la anunciación.
- Es maestro por vocación, teniendo como modelo a Cristo, maestro por excelencia, modelo de hombre perfecto, en quienes todos los valores humanos encuentra su plena realización hacia el aprendizaje.
- Da testimonio de vida cristiana en todos los actos, dentro y fuera de la Institución.
- Actúa con ética orientándose sobre lo que es bueno y correcto para no afectar su imagen, de manera directa o a través de cualquier medio convencional o virtual.
- Es consciente de que su labor educativa depende no sólo de lo que saben, sino de lo que son como personas y del testimonio que den a sus estudiantes.
- Adquiere paulatinamente virtudes esenciales para el educador cristiano, tales como la paciencia, el amor pedagógico, la esperanza, la responsabilidad, la justicia, la prudencia y la tolerancia.
- Tiene conocimiento de los estudiantes como personas para atender adecuadamente las diferencias individuales, siendo imparciales.
- Posee compromiso para encaminar a todos sus estudiantes hacia el perfil propuesto.
- Tiene capacidad creativa e innovadora, promoviendo la investigación y la participación de los estudiantes en el proceso educativo.
- Mantiene la competencia intelectual que consiste no sólo en: “dominar la materia”, sino en tener capacidad de análisis para abordar los problemas del aula con un método pertinente.
- Orienta y acompaña personalmente a los estudiantes y a sus familiares.
- Abierto al diálogo, con directivos, compañeros, padres de familia y estudiantes.
- Utiliza una metodología adecuada en el desarrollo de su actividad pedagógica.
- Mantiene adecuadas relaciones con el estudiante sin olvidar su rol de educador.